Decidir crear descendencia es algo que no se toma a la ligera. Implica comprometerse y responsabilidad, personal y social. Así que no es algo que uno se levanta sabiendo. De hecho, si se está en matrimonio, debe consultarse entre ambos y tomar una decisión mutua. Esto no siempre es sencillo, por lo que siempre nos preguntamos ¿Qué hago si mi pareja no quiere tener hijos?
¿Qué hago si la otra persona no quiere procrear descendencia?
En la actualidad hay factores sociales que influyen en la forma en la que vemos la decisión de criar niños. Se trata de la estabilidad monetaria o el tiempo que puede dedicarse a los bebés. También existen los que opinan que ser padre o madre no está entre sus prioridades ¡Y eso también está bien!
El problema surge cuando no se ponen de acuerdo. Puede que uno no quiera descendencia por factores económicos, laborales, de salud o algunos más personales. Como dijimos anteriormente, no es algo que deba tomarse a la ligera.
Si la otra persona no quiere bebés puedes abordar el tema. No aplaces nunca una conversación. Muestra seguridad en tu decisión y mantente firme. No te ilusiones con que cambiará de opinión y mira qué otras posibilidades tienes al respecto.
Conversa con tu círculo social respecto al tema. Ellos pueden darte ideas de cómo conversar con la otra persona. Tampoco decidas algo bajo presión, no hagas nada por querer complacer a tu ser amado y piensa con claridad qué medidas vas a tomar. Debes saber cuál es tu realidad.
Recuerda que es una decisión mutua. Puedes decidir entre: quedarte con tu él o ella y vivir sin niños, ir a terapia e intentar arreglar la disyuntiva o separarse y buscar una manera de criar descendencia. La decisión que tomen debe ser de parte y parte.
Los bebés no son una decisión ni apresurada, ni que deba tomarse para complacer a alguien. De lo contrario, ese alguien será desdichado ¿No crees?