Te debe haber ocurrido más veces de las que te imaginas. Alguien pone una canción que te parece muy buena y tú inconscientemente empieza mover los pies o las manos, siguiendo el ritmo de la música. Así como si tocaras algún instrumento. El efecto también puede provocar que toques una guitarra eléctrica imaginaria o un tambor invisible. Tranquilo, no estás loco. Esto tiene una explicación científica de por qué marcamos el ritmo de la música.
Por qué marcamos el ritmo, según la ciencia
Científicos de la Universidad de Oslo en Noruega estudiaron una situación similar a la de oír música que nos guste con un grupo de personas, para obtener la respuesta. Publicaron los resultados en el Journal of New Music Research, donde dicen que existe una relación entre los estímulos musicales y los sonidos captados por el cerebro.
El equipo científico lo dirigió Rolf Inge Godoy. Aseguran que captamos un ritmo que nos gusta e inconscientemente se intenta descubrir de donde proviene y qué lo produce. Así se intentan imitar las características que lo conforman con movimientos corporales.
También intentamos descubrir siempre la disonancia y el tono, que es lo que simulamos tamborileando los dedos, moviendo los pies o con otras acciones que pensamos que pueden recrearlo.
¿Cómo influye en el cerebro la música?
Según la antropóloga Edith Fernández le dice a El Tiempo “los sonidos rítmicos acompañan al hombre, incluso, antes de que se consolidara el lenguaje verbal. Tanto que se han encontrado instrumentos musicales más antiguos que el Homo sapiens. Se cree que la música está vinculada de manera directa con la evolución, y de ahí su importancia”.
El neurólogo e investigador Roberto Amador, profesor de la Universidad Nacional, dice que las zonas del cerebro controlan y ejecutan el movimiento respondan a la música. Según él, esto podría sugerir que se desarrolló para promover el movimiento colectivo. Los ritmos se involucran con otras áreas destinadas a las emociones, el lenguaje y el movimiento.