Alfredo Di Stéfano, fue considerado como el mejor futbolista de la década de los 60’s. El 24 de agosto de 1963 fue secuestrado en Caracas, Venezuela. Alfredo Relaño le explicó a la BBC que el jugador pensaba que se trataba de una broma de sus compañeros del Real Madrid, pero no fue así. Cuando cayó en cuenta de la realidad, fue demasiado tarde.
Primero recibió una llamada de recepción, luego tocaron su puerta. El argentino abrió y era un empleado del hotel con tres hombres que se identificaron como policías. Explicaron que debían hacerle unas preguntas, que bajara con ellos. Se trataba del Hotel Potomac.
El secuestro de Di Stéfano en Venezuela: el mejor futbolista de la década
Cuando lo metieron en un automóvil, le informaron que era un secuestro. "Le vendan los ojos y le ponen unas gafas oscuras. Le dicen que esté tranquilo, que no le pasará nada. Y empieza un baile: primero a un apartamento, luego a una casa de campo, finalmente a un piso por el centro de la ciudad. Él, vendado, no podrá identificar los trayectos", dijo Relaño en 2013 en "¡Han secuestrado a Di Stéfano en Caracas!" del diario El País.
"A la una de la tarde, un portavoz de la organización subversiva Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN) llama por teléfono al hotel informando que Di Stéfano está bien, que no sufrirá ningún daño y que le soltarán en cuanto el secuestro haya alcanzado suficiente publicidad".
Él se encontraba de visita en el país con el Real Madrid para disputar un torneo amistoso de gran prestigio, el mundialito de clubes. El secuestro conmocionó a España y a Venezuela.
"Di Stéfano cuenta que cuando le quitan la venda de los ojos lo primero que ve son muchas pinturas. Se da cuenta de que está en un apartamento lleno de cuadros", señala Alex Candal, periodista de Direct Tv Sport, quien no había nacido pero sabe mucho al respecto del secuestro.
El jugador de fútbol dijo que lo trataron bien, que le dieron buena comida y jugaron ajedrez. Solo les importaba atraer la atención a su causa de izquierda. A los tres días le dijeron que lo soltarían.
"Le cambian la ropa que traía, le pretenden pelar al cero, para ser menos reconocible, pero él les disuade ("¡si yo ya casi no tengo pelo, y además rubio!"), cambian de idea y le ponen un sombrero", aseguró Relaño. Dieron varias vueltas y lo dejaron en una avenida del centro de la capital de Venezuela.
"Bajó, corrió y se metió detrás de un árbol. Estaba muy asustado. No sabía si le iban a aplicar la ley de fuga, si lo iban a matar", señala Relaño. Luego de tomar un taxi fue a la embajada de España.
Ofreció una rueda de prensa y salió de Venezuela rumbo a España, donde estaban esperándolo su esposa e hijos.