Quizá no sea cierto que “mamá siempre tiene la razón”, pero en muchas situaciones atinan, más que nada debido a su experiencia en la vida y una especie de sexto sentido, que no es otra cosa que un sentido de protección. Sea lo que sea, mamá casi siempre tiene la razón por el vínculo irrompible entre madre e hijo.
Las malas amistades
Las madres suelen intuir cuando una amistad no es buena para su hijo. Solo con verlo o conversar, sabrá que no es alguien conveniente, pertinente o que tarde o temprano terminará traicionando a su retoño.
Las buenas madres no hacen falsas promesas
Muchas veces se prometen cosas que no se cumplen. Pero, las buenas madres no prometen en vano. Ellas sienten cuándo podrán cumplir algo y cuando no.
De esta forma, también les enseñan pensamiento crítico y cómo actuar ante algunas situaciones. El decir “No puedo prometer que te llevaré a este lugar en esta fecha porque…” les fija la idea de que hay imprevistos y que no son el centro del universo.
Y cuando llega el momento de enamorarse…
Al sufrir por amor una madre alienta a sus hijos para que entiendan sobre fracasos amorosos. Ellas te enseñan que no es el fin del mundo y te reconfortan. Te enseñan que la felicidad solo la puedes hallar tú, que está en ti y tiene que ver con la forma en la que tomas tus decisiones.
De hecho, es tu madre quien te enseña a elegir y tomar decisiones. Ella será quien te enseñe sobre lo bueno y lo malo. Hacia dónde deberías dirigirte.
Quienes siempre están contigo, son los más importantes
Sea familia o amigos, quienes siempre te apoyan en las buenas o malas, son los más importantes. Son relaciones que se deben cuidar, no por el lazo consanguíneo, sino por lo complicado que es encontrar a alguien que quiera estar ahí siempre.