La sepsis en bebés y niños es una urgencia médica que debe atenderse de inmediato, ya que compromete la vida del paciente. Los propensos tienen sistemas inmunes debilitados. En realidad, el nombre real es síndrome de respuesta inflamatoria sistémica (SRIS). Ocurre como reacción desproporcionada ante alguna infección y en bebés y niños tiene particularidades.
Aparece con una liberación de sustancias químicas en el torrente sanguíneo con la intención de combatir la infección. Así que se inflama todo el cuerpo y daña tejidos y órganos, afectando el funcionamiento de todos los sistemas principales del cuerpo.
Tipos y formas de presentación
La sepsis tiene varias formas de clasificarse. Puede ser de acuerdo a la gravedad, cantidad de órganos afectados y cómo el organismo responda a la medicación.
La sepsis simple es cuando la enfermedad no dañó órganos, la grave es cuando al menos uno de los órganos falla o hay bajas de tensión importantes. El shock séptico se presenta con una caída significativa de la tensión.
Cuando es en niños está el tipo neonatal, cuando afecta a niños recién nacidos o noventa días luego de nacer y en mayores, que es luego de que cumpla los tres meses.
Atentos a la sepsis en pequeños
Es tratable, aunque grave y casi siempre precedida por una infección. Los prematuros y los con bajo peso son más propensos a sufrir sepsis. Puede causar fiebre o temperatura baja, ritmo cardiaco acelerado, respiración rápida, frío en pies y manos, humedad en la piel, estado de confusión, mareo y desorientación, disnea, náuseas con vómitos y deshidratación.
La mejor forma de prevenir todo esto es previniendo la infección en primer lugar, lo que se puede resolver con la inmunización con vacunas o la profilaxis antimicrobiana, administrando antibióticos, antivirales y antifúngicos. Además de mantener el ambiente limpio y el uso de agua potable en casa, para todo incluso, preparar alimentos.