Cada Olimpiada arroja algunas historias notables; en los Juegos Paralímpicos, cada historia de fondo es extraordinaria. Esta es la impresión que deja el conmovedor documental de Netflix Rising Phoenix (dirigido por Ian Bonhôte y Peter Ettedgui), que fusiona una breve historia de los juegos con las biografías de un puñado de atletas discapacitados.

Nadie aquí nació para la grandeza ni se la impuso. No se les recordaba constantemente su potencial sino sus limitaciones. La amputada Ellie Cole, a quien el cáncer le negó su sueño de convertirse en bailarina y llevó su gracia a la piscina. Jean-Baptiste Alaize, quien de pequeño perdió la pierna derecha y su madre por un machete en Burundi, y se lanzó al salto de longitud. Ryley Batt, que nació sin piernas, pero ayudó a Australia a ganar el oro en el rugby en silla de ruedas, un deporte metálico que rompe los huesos y que parece sacado de Mad Max (para más información, vea la película de 2004 Murderball).

La más memorable de todas es la esgrimista italiana Beatrice “Bebe” Vio, que alcanzó la gloria a pesar de haber sido despojada de sus manos y pies por la meningitis. La secuencia que muestra su reacción tras dar el golpe decisivo en 2016 arde de la pantalla con una ferocidad abrumadora que parece alimentada por todo lo que ha superado.

Historias conmovedoras

Luego está la lucha de los propios juegos. La clave para esto fueron los esfuerzos pioneros de Ludwig Guttmann, un neurólogo refugiado que comenzó los juegos en 1948 en los terrenos del Hospital Stoke Mandeville de Inglaterra con solo 16 veteranos de guerra heridos. Su obstinada campaña para promover el evento frente a la indiferencia, la burla y la asombrosa negación (la URSS se negó a albergar los Juegos Paralímpicos en 1980 porque no tenía "inválidos") es en sí misma digna de una medalla.

Lo que detiene la grandeza del documental es lo que hace que los juegos sean grandiosos: la tensión y el calor del conflicto, la anticipación y revelación del resultado final. La estructura de la película necesitaba más de esto. En cambio, los fabricantes mantienen un rumbo estable pero seguro. Por supuesto, lo que realmente anhelamos es el drama de los juegos en vivo y volver a presenciar los esfuerzos y logros fenomenales de estos atletas. Para eso tendremos que esperar hasta 2021.